 peacemaking:
peacemaking: el restablecimiento de la paz
peacekeeping: la conservación de la paz
peacebuilding: la consolidación de la paz
These were the translations offered in 
this article in Semana magazine about what follows, now that the FARC guerrillas have handed over their individual weapons.
The article begins:
Una de las mayores lecciones que ha dejado a nivel mundial el fin de 
conflictos armados internos es la importancia de diseñar un plan serio y
 consistente de posconflicto, con el fin de evitar no solamente la 
reincidencia de la confrontación al cabo de pocos años, sino que se 
produzcan olas criminales como resultado de un fracaso en el proceso de 
“desarme, desmovilización y reintegración” (DDR) de los excombatientes y
 de la ausencia de otras tareas urgentes y necesarias. 
La 
reincidencia de los enfrentamientos armados es más común en conflictos 
interraciales, regionales y religiosos, como se ha podido observar en 
África, Asia y los Balcanes. Según un estudio clásico de Paul Collier y 
Anke Hoeffler, el riesgo de retorno de los enfrentamientos armados en 
los conflictos en estas regiones del mundo, luego del fin de la guerra 
fría, ha sido del 44 por ciento antes de cinco años tras la firma de un 
acuerdo de paz.
En
 América Latina, a pesar de que todos los países tuvieron presencia de 
grupos guerrilleros en algún momento tras la revolución cubana en 1959, 
tras la derrota militar de la guerrilla (Brasil, Argentina, Uruguay, 
etc.) o su integración mediante procesos de paz (El Salvador, 
Guatemala), no ha habido ningún caso de reincidencia.
Más bien, el
 fenómeno preocupante en América Latina, particularmente en 
Centroamérica, ha sido el desbordamiento de la criminalidad el cual ha 
constituido uno de los rasgos principales del clima de posconflicto 
tanto en El Salvador y como en Guatemala. El excomandante militar del 
Frente Farabundo Martí (FMLN) de El Salvador, Joaquín Villalobos, 
sostuvo en alguna ocasión que en su país “ganamos la paz, pero perdimos 
el posconflicto”. Y nos advierte a los colombianos que debemos no 
solamente ganar la paz, sino, ante todo, ganar el posconflicto. Es 
decir, evitar una ola criminal que, en el caso de las dos naciones 
mencionadas, produce hoy más víctimas que durante la guerra civil.
Desde esta perspectiva, como bien afirman los expertos, una cosa es el restablecimiento de la paz 
(peacemaking) y otra distinta la conservación de la paz 
(peacekeeping) y, ante todo, la consolidación de la paz 
(peacebuilding).
 Se trata de procesos ciertamente interrelacionados -el primero es una 
condición para los otros dos-, pero son etapas distintas y con 
exigencias diferentes. Se puede tener éxito en el uno, pero fracasar en 
los otro dos. Como dijo el propio Villalobos en una conferencia en 
Bogotá, "después de firmada la paz, comenzó la otra guerra que no vimos 
venir", impulsada por el fenómeno de las pandillas, en especial, la Mara
 Salvatrucha y la Mara Barrio 18.
En efecto, el acuerdo de paz 
firmado en 1992 no condujo a una disminución de los índices de 
violencia: mientras que durante los 12 años de la guerra civil murieron 
en promedio unas 6.250, en los años poseriores el número de homicidios 
pasó a 8.000 o más, conduciendo a El Salvador a convertirse en una de 
las naciones más violentas del mundo.
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